¿Por qué marchan miles de mujeres?

Cada 8 de marzo, miles de mujeres en todo el mundo salen a las calles a marchar. Lo hacen porque la historia nos ha demostrado a lo largo de los años que los derechos no fueron un regalo, sino una conquista lograda con lucha y resistencia.

Las manifestaciones feministas no son un capricho ni una moda pasajera, sino una expresión de justicia social frente a siglos de opresión y desigualdad.

Hace poco más de un siglo, las mujeres no podían votar, opinar en público ni decidir sobre sus propios cuerpos. Eran relegadas al hogar, sin posibilidad de acceder a la educación o al trabajo digno.

En muchos países, se les consideraba legalmente incapaces de administrar bienes, de divorciarse o de denunciar abusos. Fue gracias a la lucha de movimientos feministas que se lograron cambios fundamentales: el derecho al voto, la igualdad laboral, la participación en la política y el acceso a la educación.

A pesar de estos avances, la desigualdad persiste. La brecha salarial, la violencia de género, el acoso callejero, los feminicidios y la falta de representación en puestos de poder siguen siendo realidades que afectan a millones de mujeres. Por eso marchan. Porque cada día, en algún lugar del mundo, una mujer es asesinada por el simple hecho de ser mujer. Porque los casos de abuso y acoso siguen sin recibir justicia.

Marchan por las que ya no están. Por las que tuvieron que callar. Por las que aún tienen miedo. Marchan para que las niñas del futuro no tengan que seguir peleando por derechos que deberían ser garantizados. Y seguirán marchando hasta que la equidad de género deje de ser un sueño y se convierta en una realidad para todas.